martes, 18 de noviembre de 2014

IMPACTO DE LO SUCEDIDO

- Los municipios de Muzo, Quipama, Otanche, Maripi y, Pauna, eran lugares tranquilos y de gente trabajadora, antes de que la guerra verde se desatara. La mayoría de sus habitantes eran campesinos y el comercio interno lo suficientemente bueno. Los guaqueros vivían de buscar su suerte diariamente, pero en general la violencia no golpeaba tan severamente a la población. Luego de lo ocurrido relatado a lo largo del articulo, las secuelas de la población son visibles, ya que muchas personas aun lloran a sus muertos y viven atemorizadas por el surgimiento de una nueva guerra verde, producto de diversos atentados y asesinatos generados de un bando a otro.
El de las esmeraldas siempre ha sido un negocio marcado por la violencia en el que desde hace décadas familias enteras se disputan a sangre y fuego el control de las minas, pero esta actividad vivió un periodo de relativa paz gracias a un pacto firmado entre sus jefes en junio de 1990.
Ese pacto, que puso fin a la "guerra verde" que en los años 70 y 80 dejó entre cuatro mil y seis mil muertos, se ha debilitado en los últimos meses con numerosos asesinatos en la región productora y en Bogotá, en una de cuyas avenidas centrales, la Gonzalo Jiménez de Quesada, funciona el mayor comercio mundial de esmeraldas.





fuente : http://www.elmundo.com/movil/noticia_detalle.php?idx=227429&

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