martes, 18 de noviembre de 2014

HISTORIA

Desde los años sesenta, la zona occidental de Boyacà se ha visto gravemente afectada por un fenómeno, que en su tiempo fue la base de una sociedad; EL AUGE ESMERALDIFERO. La primera de las familias encargadas del "negocio"   fue dirigida por Efraín González Téllez -un veterano luchador de la violencia política de la década de los 50s. La otra familia, que trabajó en sociedad con la de González, era la dirigida por Humberto Ariza Ariza, "El Ganso Ariza", un asesino nato, que basó su poder en la fuerza. Durante la época de su reinado en la zona esmeraldífera se asegura que asesinó o mandó hacerlo a más de 800 personas.



Por: Lenin Cardozo –  julio 23 de 2012

Tras la muerte de Efraín González se desató una ola de violencia en la región, que se conoció como la Guerra Verde. Esta guerra produjo más de 1.200 muertos en los municipios de Chiquinquirá, Muzo, Coscuez, Borbur y Somondoco.
Para esa época el gobierno de Misael Pastrana luchó para arrebatarles el negocio a las mafias y por medio de concesiones mineras legalizó la explotación esmeraldífera. En ese punto ya existía un nuevo zar en el negocio: Gilberto Molina, quien llegó acompañado de Víctor Carranza y un joven mesero, Gonzalo Rodríguez Gacha, quien luego se convertiría en el temido capo alias el Mexicano y en su principal enemigo.
El 16 de diciembre de 1989, Boyacá sintió algo de paz tras la muerte del Mexicano. Inmediatamente la iglesia y el nuevo zar, Víctor Carranza, reunieron a los esmeralderos para firmar un tratado de paz. El pacto se selló el 12 de julio de 1990. Para esa época el Pekinés estaba en contra de Carranza. Sin embargo, al entregarle unas acciones de la mina en Muzo, Murcia se convirtió en uno de sus más fieles hombres. Por su lado, Pedro Orejas empezó a construir su imperio con la mina La Pita.

El reinicio del conflicto se remonta a 2005, cuando en la zona esmeraldífera del occidente de Boyacá apareció un hombre llamado Yesid Nieto. El mundo de esas piedras históricamente siempre fue de clanes familiares tradicionales. Nieto, que llegó a la zona de la mano de Pedro Orejas y con una fortuna producto del narcotráfico, se declaró nuevo zar de las esmeraldas, en abierto desafío a Carranza.
Para enfrentarlo, Nieto le pidió al paramilitar Freddy Rendón, alias el Alemán apoyarlo con combatientes enviados a Boyacá. El objetivo de Rincón y Nieto era quedarse con toda la explotación minera, como lo intentó en su momento Gonzalo Rodríguez Gacha. Nieto sobrevivió a dos atentados en 2006 y finalmente fue asesinado en Guatemala en 2007. 
Por un par de años hubo una relativa calma. En gran parte, porque en 2008 Pedro Orejas terminó tras las rejas por el homicidio de un escolta de un excuñado y socio en Pauna, a quien a plena luz del día le propinó 12 tiros. A los pocos meses, una fiscal lo dejó en libertad en una polémica decisión. Más tarde, la funcionaria fue arrestada al comprobarse que recibió 150 millones de pesos de Orejas por ayudarle a archivar otro proceso, por desaparición forzada. 
Mientras Rincón estuvo preso, Carranza y sus socios, dueños de la mina Cunas, hicieron un pacto con el clan de Rincón y sus hermanos, dueños de la mina La Pita, para explotar en conjunto una veta que se encuentra entre las dos minas conocida como Consorcio. La paz no duró mucho. Rincón fue acusado de tratar de sacar provecho al explotar más allá de los límites establecidos. Carranza y sus socios optaron entonces por cerrar e impedir la exploración allí. La decisión del zar tuvo consecuencias que no se hicieron esperar.





Fuentes : - http://www.elespectador.com/noticias/judicial/guerra-verde-un-conflicto-sin-fin-articulo-516505
                    - http://www.derechos.org/nizkor/colombia/libros/jinetes/cap1.html

Pero...¿ y còmo se viviò?

La época de la guerra verde en el occidente de Boyaca, dejó ademas de gran cantidad de muertos, desplazados, huérfanos y viudas, una cultura de ambición y poder que marcó principalmente a la juventud de ese entonces. Niños desde los 12 años eran reclutados para trabajar en las minas durante largas jornadas y servir como criminales al servicio de una de las familias o " patrones" del sector. 
Debido a que la guerra estaba dividida por pueblos y/o en bandos, muchas familias fueron amenazadas de muerte y obligadas a abandonar sus pueblos natales. 
Durante la época productiva de las minas, los pueblos mas cercanos a estas se vieron ampliamente beneficiados, ya que la economía era productiva y el comercio dentro de los mismos tenia gran movimiento. El problema surgió en el momento en que las minas se privatizaron, concentrandose el dinero únicamente en los grandes empresarios, como los Nieto, Triana, Carranza, Rincón.  La pobreza que genero la privatización de las minas de esmeralda, dejó muchas familias desempleadas, ya que dependían de lo que podían "guaquiar" en un día de trabajo.
Ademas de esto, y uno de los temas que mas ha impactado, ha sido el de las niñas y adolescentes que cuando no eran vendidas por sus padres a los mineros, eran secuestradas u obligadas a casarse con ellos, para servirles de la forma en que estos quisieran. Pero también, se presentaron casos en los que las madres buscaban al mejor postor para cambiar a sus hijas por algunos beneficios monetarios. Estos hechos generaron en las niñas y mujeres una mentalidad de superficialidad y ambición, que ha sido la marca de toda una generación.


Publicada por 
MAURICIO MORALES
Fuente : PROPIA

PRINCIPALES ACTORES

1. Víctor Carranza: Creó de la nada un imperio millonario, se le acusó de ser guerrillero y paramilitar, tenía defensores y detractores. Él decía que solo era un hombre de trabajo.


2. Pedro Rincón Castillo: (Pedro Orejas) nació en el municipio esmeraldero de Maripí, al occidente de Boyacá.
Pedro Orejas




3. Luis Murcia (pequinés): 

Luis Murcia Chaparro, más conocido como el ‘Pekinés’, uno de los principales esmeralderos del país. / El Tiempo.


4. Gilberto Molina: Era el símbolo de una clase emergente que hizo hístoria durante la década de los setenta y logró que su nombre superara las leyendas de hombres como Efraín González y el "Ganso" Ariza. Hasta el punto de que el mundo de las esmeraldas prácticamente se dividía en dos. Los que estaban con él y los que estaban contra él. Por eso no fue raro que mientras en la calle 72 se daban cita cientos de personas, entre las que se encontraban varios buses repletos de campesinos boyacenses que lloraban su muerte, en otras partes había gente que manifestaba que si bien no se alegraban, sentían un fresco.



fuentes: 
- http://analisisurbano.com/2013/11/10/pedro-nel-rincon-castillo-pedro-orejasun-esmeraldero-inmune-a-la-justicia/
-http://www.noticiascaracol.com/especiales/victor-carranza-la-historia-del-zar-de-las-esmeraldas
- http://www.kienyke.com/historias/el-abc-de-victor-carranza/

IMPACTO DE LO SUCEDIDO

- Los municipios de Muzo, Quipama, Otanche, Maripi y, Pauna, eran lugares tranquilos y de gente trabajadora, antes de que la guerra verde se desatara. La mayoría de sus habitantes eran campesinos y el comercio interno lo suficientemente bueno. Los guaqueros vivían de buscar su suerte diariamente, pero en general la violencia no golpeaba tan severamente a la población. Luego de lo ocurrido relatado a lo largo del articulo, las secuelas de la población son visibles, ya que muchas personas aun lloran a sus muertos y viven atemorizadas por el surgimiento de una nueva guerra verde, producto de diversos atentados y asesinatos generados de un bando a otro.
El de las esmeraldas siempre ha sido un negocio marcado por la violencia en el que desde hace décadas familias enteras se disputan a sangre y fuego el control de las minas, pero esta actividad vivió un periodo de relativa paz gracias a un pacto firmado entre sus jefes en junio de 1990.
Ese pacto, que puso fin a la "guerra verde" que en los años 70 y 80 dejó entre cuatro mil y seis mil muertos, se ha debilitado en los últimos meses con numerosos asesinatos en la región productora y en Bogotá, en una de cuyas avenidas centrales, la Gonzalo Jiménez de Quesada, funciona el mayor comercio mundial de esmeraldas.





fuente : http://www.elmundo.com/movil/noticia_detalle.php?idx=227429&

PERSPECTIVAS DEL FUTURO

La guerra verde de las esmeraldas cambio el estilo de vida de muchas de las comunidades de la región, la forma de prensar de las nuevas generaciones, la forma de empleo de mujeres y ancianos, y la infancia de algunos niños.
Después de esta guerra producto de una posición egoísta e individualista podemos ver que existe una sensación de intranquilidad  producida por la ambición de poder tanto económico como territorial que trajo como consecuencia muerte, intranquilidad, hambre y desasosiego.
El hambre de poder ha llevado a los sucesores de los cabecillas de esta guerra verde a seguir los pasos de sus antecesores ( cabecillas como Victor Carranza por dar un ejemplo) .

Como consecuencia de esta guerra absurda se deberían implantar reglas para el buen manejo de la explotación minera en pro de una productiva explotación de la industria minera con sanciones severas para quien nos las cumpla.

El estado como dueño de las minas  debería proporcionar a el trabajador minero todas las garantías laborales necesarias para que el desempeño adecuado y digno de estas personas : un salario justo, cubrimiento de salud para el y sus familias y seguros de riesgos laborales (ARP).
Esta guerra lo que nos ha mostrado es que los trabajadores y los grandes cabecillas de este negocio son personas carentes de educación, lo que nos demuestra que el desequilibrio social es producto de un manejo inadecuado de los recursos ( económicos y territoriales).
No solo el impacto emocional de las familias de las víctimas, las muertes producto de la avaricia, la desprotección por parte del estado a las familias de los mineros y las condiciones inhumanas del trabajo. Las esperanzas que tienen tanto los mineros como sus familias es que el estados a futuro les proporcione las garantías laborales para un buen desarrollo del trabajo.



http://uracozan.blogspot.com/2007/10/no-hubo-suerteminas-de-muzocolombia.html


sábado, 15 de noviembre de 2014

EN CUANTO AL GOBIERNO...

Boyacá, el presidente Juan Manuel Santos ordenó este lunes intervenir y hacer presencia en el departamento para evitar que una confrontación armada se reviva. (Lea también: Fantasma de ‘guerra verde’ en Boyacá preocupa a las autoridades).“Eso no lo podemos permitir”, precisó Santos desde Sogamoso (Boyacá), donde lideró una maratón de entrega de puntos digitales. Desde allí advirtió que las autoridades ya están pendientes de la información que se presenta en la región.
“Le he dado instrucciones al ministro de Defensa, que se venga con el de Minas y del Interior, y con un delegado de la Fiscalía, para que en el occidente boyacense el Estado haga presencia permanente”, enfatizó el mandatario. (Una veta y la sombra de la mafia dividen a los amos de las esmeraldas).Lo que pretenden el Jefe de Estado es que la firma de la paz, que se concretó en 1991 con la veeduría de otras organizaciones, como la iglesia Católica, se mantenga y se evite un recrudecimiento de la violencia en el departamento.“No podemos permitir que se vuelva a avivar la violencia en este departamento, que debe ser un remanso de paz”, subrayó el Jefe de Estado.La semana pasada, en Pauna, el esmeraldero Pedro Rincón, conocido como Pedro ‘Orejas’, sufrió un atentado con una granada. Esto encendió las alertas en la región por la posibilidad de que se desbarate el acuerdo de paz y, sumado a otros hechos que se han registrado recientemente, se reviva una ‘guerra verde’ en Boyacá.



Fuente: http://www.prensa.com.co/gobierno-ordena-intervencion-en-boyaca-para-evitar-guerra-verde

NOTICIAS RELACIONADAS ; "El 'oro verde' aumenta la violencia, pero no el desarrollo económico."

Muzo, el municipio de Boyacá de cuyas entrañas salieron hace ya varios años la esmeralda más grande del mundo, ‘Fura’, y la más valiosa, ‘Tena’, recibió en el 2013 apenas 116 millones de pesos de regalías por la explotación del llamado ‘oro verde’. (10 datos sobre el monopolio de las esmeraldas en Colombia)
Esa suma, que no llega siquiera a lo que cuesta en el mercado internacional una piedra promedio, es una muestra de las contradicciones que caracterizan al mundo de las esmeraldas, un mundo en el que las ganancias del millonario negocio quedan en manos de unos pocos ‘patrones’, mientras en los 11 municipios del occidente de Boyacá, que proveen el mercado de esas gemas para todo el mundo, no se ve el desarrollo para sus pobladores.
El impacto en la seguridad de toda la región que tienen las peleas entre algunas de las familias que manejan las minas –que se proyectan a Bogotá y Cundinamarca, donde han ocurrido al menos una decena de asesinatos en los últimos tres años– y el poder político asociado a la explotación están lejos del impacto económico y social de esa actividad minera. En la región, menos del 2 por ciento de los habitantes está trabajando con alguna de las minas. En su mejor momento, en los 80, en Muzo llegó a haber 35.000 guaqueros.


“Ni en mano de obra, ni en regalías, ni en ninguna clase de impuestos, la actividad de las esmeraldas es sobresaliente para el departamento”, dice el gobernador de Boyacá, Juan Carlos Granados.
Allá, según los registros de la Agencia Nacional Minera, existen 242 títulos para la extracción de esmeraldas, el 68,75 por ciento de los 352 hay en el país para la explotación de esa piedra preciosa.Doce empresas de cinco clanes familiares, algunas asociadas con mineras extranjeras, controlan las minas más productivas.

Lo cierto es que entre los socavones y los despachos oficiales que registran las cifras de explotación y las consiguientes regalías hay una extensa zona gris que da espacio tanto para que no se registre la producción real como para que se ‘inflen’ cifras y se abra la posibilidad de lavar dinero del narcotráfico.
“Por eso hemos insistido en que el Gobierno entre de lleno a controlar el negocio y que sean las autoridades las que digan quién es legal y quién no, para que no se estigmatice a todo el gremio”, sostiene uno de los ‘duros’ del sector.
Informes de la Contraloría señalan que en la minería en general el Estado dejó en manos de particulares la explotación de recursos naturales claves para la economía del país y, además, sin ejercer un control efectivo que garantice que la plata que dejan las minas se refleje en desarrollo.
El pésimo estado de la carretera que une a la zona esmeraldera con su ‘capital natural’, Chiquinquirá, refleja bien esa situación.
En los dos municipios que sacan más esmeraldas, Muzo y Maripí, casi la mitad de la población sufre necesidades básicas insatisfechas. Por eso, la gente de la zona dice que, más que la violencia que a veces estalla entre los ‘patrones’, lo que verdaderamente asusta en el occidente de Boyacá es la miseria.
El esmeraldero, que tenía 62 años, recibió siete impactos de bala en el tórax y en la cabeza.
Murió después de hacer varios disparos con su revólver y tras rodar a un pequeño barranco, en el que se rompió un brazo. Al parecer, intentaba llegar a su camioneta blindada, en la que tenía una escopeta. En varias cartas a las autoridades y en un video grabado días antes del homicidio, el ‘Pequinés’ había señalado al bando liderado por Pedro Rincón (‘Pedro Orejas’) de haber ordenado su muerte. Su nombre estaba en una lista de supuestos condenados a muerte en medio de la guerra entre ‘patrones’, y se sabe que sus movimientos en Bogotá y algunos pueblos de Cundinamarca eran seguidos por sicarios que llegaron de la zona de Maripí y Pauna, en el occidente de Boyacá.
El ‘Pequinés’ fue el segundo ‘histórico’ de la zona esmeraldera asesinado este año. En mayo murió ‘Martín Rojas’.


información obtenida de: http://www.eltiempo.com/politica/justicia/el-oro-verde-aumenta-la-violencia-pero-no-el-desarrollo-economico/14569057