martes, 18 de noviembre de 2014

HISTORIA

Desde los años sesenta, la zona occidental de Boyacà se ha visto gravemente afectada por un fenómeno, que en su tiempo fue la base de una sociedad; EL AUGE ESMERALDIFERO. La primera de las familias encargadas del "negocio"   fue dirigida por Efraín González Téllez -un veterano luchador de la violencia política de la década de los 50s. La otra familia, que trabajó en sociedad con la de González, era la dirigida por Humberto Ariza Ariza, "El Ganso Ariza", un asesino nato, que basó su poder en la fuerza. Durante la época de su reinado en la zona esmeraldífera se asegura que asesinó o mandó hacerlo a más de 800 personas.



Por: Lenin Cardozo –  julio 23 de 2012

Tras la muerte de Efraín González se desató una ola de violencia en la región, que se conoció como la Guerra Verde. Esta guerra produjo más de 1.200 muertos en los municipios de Chiquinquirá, Muzo, Coscuez, Borbur y Somondoco.
Para esa época el gobierno de Misael Pastrana luchó para arrebatarles el negocio a las mafias y por medio de concesiones mineras legalizó la explotación esmeraldífera. En ese punto ya existía un nuevo zar en el negocio: Gilberto Molina, quien llegó acompañado de Víctor Carranza y un joven mesero, Gonzalo Rodríguez Gacha, quien luego se convertiría en el temido capo alias el Mexicano y en su principal enemigo.
El 16 de diciembre de 1989, Boyacá sintió algo de paz tras la muerte del Mexicano. Inmediatamente la iglesia y el nuevo zar, Víctor Carranza, reunieron a los esmeralderos para firmar un tratado de paz. El pacto se selló el 12 de julio de 1990. Para esa época el Pekinés estaba en contra de Carranza. Sin embargo, al entregarle unas acciones de la mina en Muzo, Murcia se convirtió en uno de sus más fieles hombres. Por su lado, Pedro Orejas empezó a construir su imperio con la mina La Pita.

El reinicio del conflicto se remonta a 2005, cuando en la zona esmeraldífera del occidente de Boyacá apareció un hombre llamado Yesid Nieto. El mundo de esas piedras históricamente siempre fue de clanes familiares tradicionales. Nieto, que llegó a la zona de la mano de Pedro Orejas y con una fortuna producto del narcotráfico, se declaró nuevo zar de las esmeraldas, en abierto desafío a Carranza.
Para enfrentarlo, Nieto le pidió al paramilitar Freddy Rendón, alias el Alemán apoyarlo con combatientes enviados a Boyacá. El objetivo de Rincón y Nieto era quedarse con toda la explotación minera, como lo intentó en su momento Gonzalo Rodríguez Gacha. Nieto sobrevivió a dos atentados en 2006 y finalmente fue asesinado en Guatemala en 2007. 
Por un par de años hubo una relativa calma. En gran parte, porque en 2008 Pedro Orejas terminó tras las rejas por el homicidio de un escolta de un excuñado y socio en Pauna, a quien a plena luz del día le propinó 12 tiros. A los pocos meses, una fiscal lo dejó en libertad en una polémica decisión. Más tarde, la funcionaria fue arrestada al comprobarse que recibió 150 millones de pesos de Orejas por ayudarle a archivar otro proceso, por desaparición forzada. 
Mientras Rincón estuvo preso, Carranza y sus socios, dueños de la mina Cunas, hicieron un pacto con el clan de Rincón y sus hermanos, dueños de la mina La Pita, para explotar en conjunto una veta que se encuentra entre las dos minas conocida como Consorcio. La paz no duró mucho. Rincón fue acusado de tratar de sacar provecho al explotar más allá de los límites establecidos. Carranza y sus socios optaron entonces por cerrar e impedir la exploración allí. La decisión del zar tuvo consecuencias que no se hicieron esperar.





Fuentes : - http://www.elespectador.com/noticias/judicial/guerra-verde-un-conflicto-sin-fin-articulo-516505
                    - http://www.derechos.org/nizkor/colombia/libros/jinetes/cap1.html

Pero...¿ y còmo se viviò?

La época de la guerra verde en el occidente de Boyaca, dejó ademas de gran cantidad de muertos, desplazados, huérfanos y viudas, una cultura de ambición y poder que marcó principalmente a la juventud de ese entonces. Niños desde los 12 años eran reclutados para trabajar en las minas durante largas jornadas y servir como criminales al servicio de una de las familias o " patrones" del sector. 
Debido a que la guerra estaba dividida por pueblos y/o en bandos, muchas familias fueron amenazadas de muerte y obligadas a abandonar sus pueblos natales. 
Durante la época productiva de las minas, los pueblos mas cercanos a estas se vieron ampliamente beneficiados, ya que la economía era productiva y el comercio dentro de los mismos tenia gran movimiento. El problema surgió en el momento en que las minas se privatizaron, concentrandose el dinero únicamente en los grandes empresarios, como los Nieto, Triana, Carranza, Rincón.  La pobreza que genero la privatización de las minas de esmeralda, dejó muchas familias desempleadas, ya que dependían de lo que podían "guaquiar" en un día de trabajo.
Ademas de esto, y uno de los temas que mas ha impactado, ha sido el de las niñas y adolescentes que cuando no eran vendidas por sus padres a los mineros, eran secuestradas u obligadas a casarse con ellos, para servirles de la forma en que estos quisieran. Pero también, se presentaron casos en los que las madres buscaban al mejor postor para cambiar a sus hijas por algunos beneficios monetarios. Estos hechos generaron en las niñas y mujeres una mentalidad de superficialidad y ambición, que ha sido la marca de toda una generación.


Publicada por 
MAURICIO MORALES
Fuente : PROPIA

PRINCIPALES ACTORES

1. Víctor Carranza: Creó de la nada un imperio millonario, se le acusó de ser guerrillero y paramilitar, tenía defensores y detractores. Él decía que solo era un hombre de trabajo.


2. Pedro Rincón Castillo: (Pedro Orejas) nació en el municipio esmeraldero de Maripí, al occidente de Boyacá.
Pedro Orejas




3. Luis Murcia (pequinés): 

Luis Murcia Chaparro, más conocido como el ‘Pekinés’, uno de los principales esmeralderos del país. / El Tiempo.


4. Gilberto Molina: Era el símbolo de una clase emergente que hizo hístoria durante la década de los setenta y logró que su nombre superara las leyendas de hombres como Efraín González y el "Ganso" Ariza. Hasta el punto de que el mundo de las esmeraldas prácticamente se dividía en dos. Los que estaban con él y los que estaban contra él. Por eso no fue raro que mientras en la calle 72 se daban cita cientos de personas, entre las que se encontraban varios buses repletos de campesinos boyacenses que lloraban su muerte, en otras partes había gente que manifestaba que si bien no se alegraban, sentían un fresco.



fuentes: 
- http://analisisurbano.com/2013/11/10/pedro-nel-rincon-castillo-pedro-orejasun-esmeraldero-inmune-a-la-justicia/
-http://www.noticiascaracol.com/especiales/victor-carranza-la-historia-del-zar-de-las-esmeraldas
- http://www.kienyke.com/historias/el-abc-de-victor-carranza/

IMPACTO DE LO SUCEDIDO

- Los municipios de Muzo, Quipama, Otanche, Maripi y, Pauna, eran lugares tranquilos y de gente trabajadora, antes de que la guerra verde se desatara. La mayoría de sus habitantes eran campesinos y el comercio interno lo suficientemente bueno. Los guaqueros vivían de buscar su suerte diariamente, pero en general la violencia no golpeaba tan severamente a la población. Luego de lo ocurrido relatado a lo largo del articulo, las secuelas de la población son visibles, ya que muchas personas aun lloran a sus muertos y viven atemorizadas por el surgimiento de una nueva guerra verde, producto de diversos atentados y asesinatos generados de un bando a otro.
El de las esmeraldas siempre ha sido un negocio marcado por la violencia en el que desde hace décadas familias enteras se disputan a sangre y fuego el control de las minas, pero esta actividad vivió un periodo de relativa paz gracias a un pacto firmado entre sus jefes en junio de 1990.
Ese pacto, que puso fin a la "guerra verde" que en los años 70 y 80 dejó entre cuatro mil y seis mil muertos, se ha debilitado en los últimos meses con numerosos asesinatos en la región productora y en Bogotá, en una de cuyas avenidas centrales, la Gonzalo Jiménez de Quesada, funciona el mayor comercio mundial de esmeraldas.





fuente : http://www.elmundo.com/movil/noticia_detalle.php?idx=227429&

PERSPECTIVAS DEL FUTURO

La guerra verde de las esmeraldas cambio el estilo de vida de muchas de las comunidades de la región, la forma de prensar de las nuevas generaciones, la forma de empleo de mujeres y ancianos, y la infancia de algunos niños.
Después de esta guerra producto de una posición egoísta e individualista podemos ver que existe una sensación de intranquilidad  producida por la ambición de poder tanto económico como territorial que trajo como consecuencia muerte, intranquilidad, hambre y desasosiego.
El hambre de poder ha llevado a los sucesores de los cabecillas de esta guerra verde a seguir los pasos de sus antecesores ( cabecillas como Victor Carranza por dar un ejemplo) .

Como consecuencia de esta guerra absurda se deberían implantar reglas para el buen manejo de la explotación minera en pro de una productiva explotación de la industria minera con sanciones severas para quien nos las cumpla.

El estado como dueño de las minas  debería proporcionar a el trabajador minero todas las garantías laborales necesarias para que el desempeño adecuado y digno de estas personas : un salario justo, cubrimiento de salud para el y sus familias y seguros de riesgos laborales (ARP).
Esta guerra lo que nos ha mostrado es que los trabajadores y los grandes cabecillas de este negocio son personas carentes de educación, lo que nos demuestra que el desequilibrio social es producto de un manejo inadecuado de los recursos ( económicos y territoriales).
No solo el impacto emocional de las familias de las víctimas, las muertes producto de la avaricia, la desprotección por parte del estado a las familias de los mineros y las condiciones inhumanas del trabajo. Las esperanzas que tienen tanto los mineros como sus familias es que el estados a futuro les proporcione las garantías laborales para un buen desarrollo del trabajo.



http://uracozan.blogspot.com/2007/10/no-hubo-suerteminas-de-muzocolombia.html


sábado, 15 de noviembre de 2014

EN CUANTO AL GOBIERNO...

Boyacá, el presidente Juan Manuel Santos ordenó este lunes intervenir y hacer presencia en el departamento para evitar que una confrontación armada se reviva. (Lea también: Fantasma de ‘guerra verde’ en Boyacá preocupa a las autoridades).“Eso no lo podemos permitir”, precisó Santos desde Sogamoso (Boyacá), donde lideró una maratón de entrega de puntos digitales. Desde allí advirtió que las autoridades ya están pendientes de la información que se presenta en la región.
“Le he dado instrucciones al ministro de Defensa, que se venga con el de Minas y del Interior, y con un delegado de la Fiscalía, para que en el occidente boyacense el Estado haga presencia permanente”, enfatizó el mandatario. (Una veta y la sombra de la mafia dividen a los amos de las esmeraldas).Lo que pretenden el Jefe de Estado es que la firma de la paz, que se concretó en 1991 con la veeduría de otras organizaciones, como la iglesia Católica, se mantenga y se evite un recrudecimiento de la violencia en el departamento.“No podemos permitir que se vuelva a avivar la violencia en este departamento, que debe ser un remanso de paz”, subrayó el Jefe de Estado.La semana pasada, en Pauna, el esmeraldero Pedro Rincón, conocido como Pedro ‘Orejas’, sufrió un atentado con una granada. Esto encendió las alertas en la región por la posibilidad de que se desbarate el acuerdo de paz y, sumado a otros hechos que se han registrado recientemente, se reviva una ‘guerra verde’ en Boyacá.



Fuente: http://www.prensa.com.co/gobierno-ordena-intervencion-en-boyaca-para-evitar-guerra-verde

NOTICIAS RELACIONADAS ; "El 'oro verde' aumenta la violencia, pero no el desarrollo económico."

Muzo, el municipio de Boyacá de cuyas entrañas salieron hace ya varios años la esmeralda más grande del mundo, ‘Fura’, y la más valiosa, ‘Tena’, recibió en el 2013 apenas 116 millones de pesos de regalías por la explotación del llamado ‘oro verde’. (10 datos sobre el monopolio de las esmeraldas en Colombia)
Esa suma, que no llega siquiera a lo que cuesta en el mercado internacional una piedra promedio, es una muestra de las contradicciones que caracterizan al mundo de las esmeraldas, un mundo en el que las ganancias del millonario negocio quedan en manos de unos pocos ‘patrones’, mientras en los 11 municipios del occidente de Boyacá, que proveen el mercado de esas gemas para todo el mundo, no se ve el desarrollo para sus pobladores.
El impacto en la seguridad de toda la región que tienen las peleas entre algunas de las familias que manejan las minas –que se proyectan a Bogotá y Cundinamarca, donde han ocurrido al menos una decena de asesinatos en los últimos tres años– y el poder político asociado a la explotación están lejos del impacto económico y social de esa actividad minera. En la región, menos del 2 por ciento de los habitantes está trabajando con alguna de las minas. En su mejor momento, en los 80, en Muzo llegó a haber 35.000 guaqueros.


“Ni en mano de obra, ni en regalías, ni en ninguna clase de impuestos, la actividad de las esmeraldas es sobresaliente para el departamento”, dice el gobernador de Boyacá, Juan Carlos Granados.
Allá, según los registros de la Agencia Nacional Minera, existen 242 títulos para la extracción de esmeraldas, el 68,75 por ciento de los 352 hay en el país para la explotación de esa piedra preciosa.Doce empresas de cinco clanes familiares, algunas asociadas con mineras extranjeras, controlan las minas más productivas.

Lo cierto es que entre los socavones y los despachos oficiales que registran las cifras de explotación y las consiguientes regalías hay una extensa zona gris que da espacio tanto para que no se registre la producción real como para que se ‘inflen’ cifras y se abra la posibilidad de lavar dinero del narcotráfico.
“Por eso hemos insistido en que el Gobierno entre de lleno a controlar el negocio y que sean las autoridades las que digan quién es legal y quién no, para que no se estigmatice a todo el gremio”, sostiene uno de los ‘duros’ del sector.
Informes de la Contraloría señalan que en la minería en general el Estado dejó en manos de particulares la explotación de recursos naturales claves para la economía del país y, además, sin ejercer un control efectivo que garantice que la plata que dejan las minas se refleje en desarrollo.
El pésimo estado de la carretera que une a la zona esmeraldera con su ‘capital natural’, Chiquinquirá, refleja bien esa situación.
En los dos municipios que sacan más esmeraldas, Muzo y Maripí, casi la mitad de la población sufre necesidades básicas insatisfechas. Por eso, la gente de la zona dice que, más que la violencia que a veces estalla entre los ‘patrones’, lo que verdaderamente asusta en el occidente de Boyacá es la miseria.
El esmeraldero, que tenía 62 años, recibió siete impactos de bala en el tórax y en la cabeza.
Murió después de hacer varios disparos con su revólver y tras rodar a un pequeño barranco, en el que se rompió un brazo. Al parecer, intentaba llegar a su camioneta blindada, en la que tenía una escopeta. En varias cartas a las autoridades y en un video grabado días antes del homicidio, el ‘Pequinés’ había señalado al bando liderado por Pedro Rincón (‘Pedro Orejas’) de haber ordenado su muerte. Su nombre estaba en una lista de supuestos condenados a muerte en medio de la guerra entre ‘patrones’, y se sabe que sus movimientos en Bogotá y algunos pueblos de Cundinamarca eran seguidos por sicarios que llegaron de la zona de Maripí y Pauna, en el occidente de Boyacá.
El ‘Pequinés’ fue el segundo ‘histórico’ de la zona esmeraldera asesinado este año. En mayo murió ‘Martín Rojas’.


información obtenida de: http://www.eltiempo.com/politica/justicia/el-oro-verde-aumenta-la-violencia-pero-no-el-desarrollo-economico/14569057

Masacre de el Porvenir (puerto gaitan-meta)

Si el empresario de las esmeraldas Víctor Carranza financió las Autodefensas Campesinas de Meta y Vichada, Acmv, será un asunto que la Fiscalía tendrá que seguir investigando.
Esto porque pese a que en los Llanos a este grupo le decían ‘Los Carranceros’ y a que varios ex jefes ‘paras’ han dicho que Carranza promovió las Auc, ninguno de los desmovilizados de las Acmv ha señalado al empresario.

Lo que sí le dijeron a Justicia y Paz fue que el grupo apareció como un apéndice de las Autodefensas Campesinas de Puerto Boyacá, el grupo paramilitar que estuvo en el Magdalena Medio en cabeza de Henry Pérezy con financiación del narcotraficante Gonzalo Rodríguez Gacha alias ‘El Mexicano’. Así lo narró la Fiscalía 59 de Justicia y Paz, Yamile Arciniégas, durante la más reciente formulación parcial de cargos contra dos ex paramilitares de este grupo.

La Unidad de Justicia y Paz contó que José Baldomero Linares alias ‘Guillermo Torres’, quien fue el jefe paramilitar de este grupo llegó al municipio de El Castillo, Meta, desplazado por la guerrilla desde Puerto Boyacá.
En versión libre, ‘Guillermo Torres’ contó que, a su llegada a los Llanos, el Frente 31 de las Farc lo presionó para que colaborara con la guerrilla y él, en rechazó, decidió volverse informante del Ejército durante cinco años.

En 1990 viajó a San Martín, donde delinquían las autodefensas de Manuel de Jesús Pirabán alias ‘Pirata’ y un grupo llamado Autodefensas Campesinas de El Dorado a cargo de alias ‘Libertador’. En 1992 fue capturado por porte ilegal de armas y a su salida de la cárcel, en 1994, viajó a Puerto Gaitán.

En este municipió se encontró con alias ‘Conde’, un jefe de las Autodefensas del Magdalena Medio a quien la Fiscalía aun no ha podido identificar, y con Alejandro, un ganadero de la región al que llamaban ‘El Loco’. Estos hombres en realidad buscaban aHéctor Buitrago alias ‘Tripas’, fundador de las Autodefensas Campesinas del Casanare, para ofrecerle se encargara de un grupo de autodefensas en Puerto Gaitán. “Al no encontrarlo (a ‘Tripas’), le hicieron la propuesta a José Baldomero”, leyó la Fiscalía en los tribunales.

Así, José Baldomero quien asumió el alias de ‘Guillermo Torres’ o 'El Colorado' empezó a dirigir un grupo de autodefensas en la inspección El Porvenir, en Puerto Gaitán, inicialmente compuesta por 11 matones provenientes de Puerto Boyacá, que a su vez hacían parte de las Autodefensas Campesinas del Magdalena Medio. Este grupo fue bautizado como el Bloque Oriental, el 18 de noviembre de 1994.

De once paramilitares a 200
A partir de ese momento, y en menos de seis años, el Bloque Oriental de las Acmv se expandió por la región y creció en tamaño. En menos de un año, es decir en 1995, ya contaba con cincuenta milicianos.
El bloque dio un salto en 1998, cuando Miguel Ángel Achury alias ‘Miguelito’incursionó Puerto López y envió a este municipio a un grupo de paramilitares conocidos como “urbanos”, encargados de atemorizar el casco principal.

A la par, los Castaño enviaron un nuevo contingente compuesto por 90 paramilitares que fueron enviados desde el Urabá, quienes eran conocidos como ‘Los Negros’ y quienes habían sido entrenados en escuelas paramilitares como El Tomate y la 21, entre otras. 

En versión libre, Jorge Humberto Victoria alias ‘Don Raúl’ y Salvatore Mancuso, jefe militar entonces de las Accu, contaron que antes de incursionar en el Meta se reunieron con los jefes paramilitares de la zona, como ‘Guillermo Torres’, para planear la entrada de más hombres y que después conformarían el Bloque Centauros

En Justicia y Paz, ‘Guillermo Torres’ ha dicho que colaboró con las Accu pero que su grupo fue independiente y nunca atendió las directrices de la casa Castaño.  Mientras los Centauros empezaron a subir desde el sur del departamento, en Mapiripán, hacia el noroccidente en busca de la región del Ariari, ‘Los Carranceros’, como ya le decían al grupo de’ Guillermo Torres’, se consolidaron en el nororiente en Puerto Gaitán y Puerto López.

Para esta época, “Víctor Carranza había adquirido 40 tractocamiones para el transporte de carga, sin contar que tenía varias haciendas y negocios en los cascos urbanos de Puerto López y Puerto Gaitán”, leyó la Fiscalía durante la audiencia.
Sin embargo, ninguno de los desmovilizados de este grupo ha señalado a Carranza como financiador de este grupo paramilitar.

Según lo documentó Justicia y Paz, la persona clave para la consolidación de las Acmv fue Édgar René Acosta Rodríguez alias ‘101’, un ex oficial del Ejército que se retiró de forma voluntaria de las Fuerzas Militares después de trabajar en la Dirección de Antinarcóticos en Miraflores, Guaviare, y que empezó su vida criminal con los paramilitares en 1999.
'101' muy pronto se ganó la confianza de ‘Guillermo Torres’ y el jefe paramilitar lo nombró comandante militar y de finanzas del grupo.

La Fiscalía investigó que alias ‘101’ empezó a cobrar gramaje sobre la producción de cocaína en la zona, para lo que instaló retenes ilegales en las vías donde transitaban vehículos de carga pesada. Con ello, logró incrementar el dinero que entraba arcas paramilitares y así aumentar las tropas para expandirse hacia el vecino departamento de Vichada, con presencia en Guanape, Guacacías, Santa Rosalía, Agua Verde, San Teodoro, El Placer, El 14, Guacamayas, El Progreso, Tres Matas y El Viento.

La Fiscalía documentó que desde 1995 utilizaron como bases de entrenamiento las fincas Guaraní, Santa Marta, El Brasil, Bubillo y El Silencio. Allí estos hombres aprendieron técnicas de combate y manejo de armas en cursos dirigidos a patrulleros y comandantes de escuadra y zona.

Con más dinero y tropa,  las Autodefensas del Bloque Oriental cambiaron de nombre a "Autodefensas Campesinas de Meta y Vichada". Este grupo estuvo en Meta y Vichada pero también hicieron incursiones al Casanare.
Justicia y Paz ha documentando que las Acmv o ‘Carranceros’ apoyaron a los Centauros en la guerra que comenzó en 2003 contra las Autodefensas Campesinas del Casanare, Acc, de Héctor Germán Buitrago alias ‘Martín Llanos’. Esta guerra dejó dos mil muertos entre paramilitares de ambos bandos.

‘Vacunas’ por doquier 
Al consolidarse, los ‘Carranceros’ se financiaron a punta de extorsiones al transporte, narcotráfico y a los finqueros de la región.
Los desmovilizados de este grupo le dijeron a la Fiscalía que estos cobros aumentaron en 2000 con la llegada de ‘101’. “Miraba la carga y fijaba un precio. Por ejemplo cobraba 150 mil pesos por remesa y entre 1 millón y 3 millones de pesos por carrotanque con gasolina”, leyó la Fiscal 59 durante la audiencia de Justicia y Paz.

José Delfín Villalobos alias ‘Alfa Uno’, un ex jefe militar de este grupo paramilitar, contó en versión libre que el principal retén estuvo ubicado en el Alto de Neblinas, un lugar fronterizo entre Meta y Vichada. “Ese era el punto más importante porque es el paso obligado para el transporte de crudo (petróleo) y de insumos para el procesamiento de la droga”, confesó el desmovilizado.

Alias ‘Guillermo Torres’ contó a su turno que su grupo paramilitar cobró cuotas al ‘gramaje’, es decir, a la cantidad de cocaína producían en la región, y que retuvo “mercancía” (droga) para que los intermediarios de los narcotraficantes les pagaran el impuesto por kilo. 

En cuanto a las extorsiones, los paramilitares le cobraban a todas las fincas entre Puerto López y Puerto Gaitán. Para hacerlo, montaron una especie de censo en la que registraron 250 fincas a las que les cobraban en promedio millón 500 mil pesos, según las hectáreas y el ganado. 

Con ese dinero compraron armas por medio de un enlace que tenían los Buitrago, y otras de contrabando a través de la frontera con Venezuela e incluso de la industria militar colombiana.

“No tuve negocios con personas que vendieran armas en el interior del país. Esas compras las hizo alias ‘101’ en Bogotá. Adquirió armas de largo alcance y automáticas pero desconozco quién fue. Sé que esas armas estaban en unas bodegas de San Andresito. Las compras se hacían en efectivo”, dijo alias ‘Guillermo Torres’ en una audiencia de Justicia y Paz. 

Entre los principales jefes paramilitares de este grupo estuvieron Pablo Antonio Trigos, ‘jefe político’ del grupo y quien está muerto, y los desmovilizados José Delfín Villalobos alias ‘Alfa Uno’, Rafael Salgado alias ‘Águila’, quienes eran los jefes militares; Miguel Ángel Achury alias ‘Miguelito’, encargado de la parte urbana, y los ex comandantes en el Vichada Deiber Vargas alias ‘520’ o ‘Cristóbal’, ex jefe en la zona alta de este departamento; Hugo Alberto Ortiz alias ‘Tuno’, ex jefe de la zona media, y Dioberto Rodríguez alias ‘Guahibo’, ex jefe en la zona baja de la región.

Las Autodefensas Campesinas del Meta y Vichada dejaron por lo menos 800 víctimas en los Llanos Orientales, según el registro de la Fiscalía 59 de Justicia y Paz. El grupo se desmovilizó el 6 de agosto de 2005 en la finca La María, en Puerto Gaitán, con 209 integrantes.

informacion obtenida de: http://www.verdadabierta.com/component/content/article/82-imputaciones/3896-los-carranceros-que-se-tomaron-puerto-gaitan-y-puerto-lopez/

Masacre de miraflores

A las acusaciones de los ex paramilitares al zar de las esmeraldas, Víctor Carranza como un colaborador de las AUC, se le suma un documento en poder del Departamento de Estado de EE.UU. que lo incrimina en la masacre en la población de Miraflores, Guaviare en 1997.
Un documento desclasificado por el Departamento de Estado de Estados Unidos indica que el Ejército colombiano tuvo conocimiento y facilitó la matanza de 12 personas en Miraflores, Guaviare, en 1997 por parte del llamado "zar de las esmeraldas", Víctor Carranza.
Un documento probatorio de 10 páginas señala que la matanza del 12 de octubre de 1997 fue perpetrada por Carranza, que según el informe, era conocido como el líder paramilitar "Clodomiro Agámez".
"Sus fuerzas perpetraron los asesinatos de octubre (de 1997) en Miraflores, con el conocimiento previo del Ejército y su facilitación", indica el documento.
En el mismo texto se indica que Estados Unidos estaba presionando a través de su embajada para que el Gobierno de Ernesto Samper investigara los lazos de militares con las matanzas perpetradas por grupos paramilitares.
El documento indica que la llamada operación "De principio a fin" contó con el conocimiento por adelantado de "elementos del Ejército colombiano" y que "Clodomiro Agámez" estaba tan confiado por la infiltración de las Fuerzas Armadas entre los paramilitares que "no tenía preocupación sobre si serían arrestados".
El texto, desclasificado parcialmente y con fecha de diciembre de 1997, señala también que se realizaron vuelos previos de las Fuerzas Armadas a la zona de Miraflores antes y después de la matanza. 
Ex jefes paramilitares como Salvatore Mancuso, Fredy Rendón Herrera, alias “el alemán”, Daniel Rendón Herrera “alias Mario” y Jesús Ignacio Roldán Pérez, alias “Monoleche”, entre otros han mencionado el nombre de Carranza en repetidas ocasiones, vinculándolo como colaborador de las AUC, pese a que es conocido en varias regiones como un benefactor.

informacion obtenida de: http://confidencialcolombia.com/es/1/104/4416/V%C3%ADctor-Carranza-presunto-autor-de-masacre-v%C3%ADctor-carranza-zar-esmeraldas-patr%C3%B3n-auc-AUC-paramilitares-masacre-miraflores-guaviare-ejercito-nacioanl.htm

¿Volverá la guerra verde?


Si la Iglesia Católica y otros expertos aún tenían dudas de si en torno al negocio de las esmeraldas había o no una nueva guerra, estas quedaron totalmente disipadas el en pasado cuando un grupo de pistoleros asesinó a Luis Eduardo Murcia Chaparro, alias el Pequinés, el último de los capos y zares de las esmeraldas del país.

Este hombre había sido, junto a Víctor Carranza y Gilberto Molina, protagonista de la guerra verde de los años ochenta que dejó miles de muertos en Boyacá y Cundinamarca, pero después también fue uno de los líderes que firmaron en 1990 la paz que se mantuvo, con altibajos, hasta el día de su muerte.

Su asesinato está rodeado de misterios que tienen desconcertadas a las autoridades. Murcia estaba en una finca en la vereda La Honda cerca del municipio de Arbeláez, Cundinamarca. Llevaba pocos días en ese lugar en el que lo vieron con un grupo de cuatro escoltas. En la mañana el cuerpo fue encontrado con siete impactos de bala en medio de un cafetal cercano a la vivienda en donde se estaba quedando. Allí hallaron dos pistolas y una camioneta con blindaje nivel cinco, el más alto. Sin embargo, inexplicablemente hasta el cierre de esta edición nadie sabía del paradero de los escoltas del esmeraldero o por qué no había señales de intentos de defensa, de acuerdo con las investigaciones de la escena del crimen

El Pequinés forjó su propia historia. Nació en una familia campesina, humilde, en la vereda Piedra Gorda, en Chíquiza. Muy joven comenzó a trabajar en los cortes de esmeralda hasta que logró armar el capital suficiente para trabajar en sus propios cortes en Coscuez.

Fueron famosos La Marranera y El Porvernir, tan ricos en esmeraldas como lo sería La Pita. Cuando el Mexicano entró a la zona y se desató la guerra, el Pequinés tomó las armas detrás de su hermano mayor, Carlos Murcia, alias Garbanzo, en unión con otras familias. Solo mencionar el nombre del Pequinés generaba terror en las poblaciones de Otanche, Borbur, Santa Bárbara y Pauna, pero a la vez era considerado redentor y defensor de Coscuez. 

Cuando su hermano mayor fue asesinado, se dice que esmeralderos, al parecer del grupo de los Murcia, en alianza con el Mexicano, realizaron el operativo en el que resultó muerto Gilberto Molina y varios de sus guardaespaldas en una finca en Sasaima. Aunque esto nunca quedó claro, lo cierto es que fue definitivo para ponerle fin a la guerra. Carranza y el Pequinés, a la cabeza de los dos bandos en guerra, sellaron y garantizaron la paz.

Para que esta fuera durable, se dice que Carranza le dio la mitad de la mina de Coscuez y una parte de Esmeracol, que Murcia terminó repartiendo entre las familias que le ayudaron a ganar la guerra. Curiosamente, Pedro Orejas, a quien se sindica de poder estar detrás de su muerte, fue formado por los Murcia como uno de sus hombres de seguridad.

Amante de los gallos y de las rancheras, el Pequinés decidió alejarse hace un par de años de la zona esmeraldífera por las amenazas que había en su contra y la de otros viejos líderes, y pidió a las autoridades actuar para detener el derramamiento de sangre. 

La génesis de esta guerra se remonta a mediados de 2000, cuando en la zona esmeraldífera apareció, de la mano de Pedro Rincón, un hombre llamado Yesid Nieto, con una fortuna producto del narcotráfico. De un momento a otro, se presentó ante los medios y la comunidad como representante de una nueva generación de esmeralderos, así no hiciera parte de las familias tradicionales, y se autoproclamó nuevo zar de las esmeraldas, en abierto desafío a Carranza.

Nieto llevó a la zona al paramilitar Freddy Rendón, alias el Alemán, quien frente al temor de que Carranza y otros zares lo mataran, envió un grupo de paramilitares que creó el Bloque Héroes de Boyacá-Urabá. El objetivo de los dos era quedarse con el negocio de las esmeraldas, tal y como lo intentó en su momento Gonzalo Rodríguez Gacha. A esa intención se atravesaron los Viejos, como les decían a Carranza, Murcia y otros capos del negocio. Este grupo paramilitar dejó más de 150 muertos, totalmente documentados, en el occidente de Boyacá.

Nieto sobrevivió a dos atentados en 2006 y finalmente fue asesinado en Guatemala en 2007, pero según varios testigos, Pedro Rincón decidió quedarse con ese poder y convertirse en un nuevo zar. 

Además de las diferencias militares, también se presentaron problemas en los negocios. Carranza y sus socios, dueños de la mina Cunas, hicieron un pacto con el clan de Rincón y sus hermanos, dueños de la mina La Pita, para explotar en conjunto una veta que se encuentra entre las dos minas conocida como Consorcio. La paz no duró mucho. Rincón fue acusado de tratar de sacar provecho al explotar más allá de los límites establecidos. Carranza y sus socios optaron, entonces, por cerrar e impedir la exploración allí. La decisión del zar tuvo consecuencias que no se hicieron esperar. 

En julio de 2009 y marzo de 2010 Carranza fue objeto de dos cinematográficos atentados en Meta, con cohetes, granadas y fusiles. Como responsable de esos ataques fue señalado Pedro Orejas, quien habría realizado una alianza con los paramilitares de alias Cuchillo y el narcotraficante Daniel ‘el Loco’ Barrera, para sacar del camino a Carranza. Paras y narcos ya han declarado en diferentes procesos sobre sus presuntas alianzas con Orejas, a quien por otros supuestos delitos lo tienen hoy detenido.

Aunque varios protagonistas y sectores nunca quisieron hablar de guerra, es claro que ya hay, según expertos, más de 100 muertos, de bando y bando, además de Yesid Nieto. Por ejemplo, en junio de 2012 fue asesinada en Boyacá Mercedes Chaparro, mano derecha del zar de Carranza. Y en octubre Hernando Sánchez, uno de los socios de Carranza, recibió 11 disparos a finales de 2012 en la Zona Rosa de Bogotá, a los que sobrevivió milagrosamente. 

A finales del año pasado, en hechos aún confusos en el que murieron varias personas, Pedro Orejas y su hijo Pedro Simón de 22 años resultaron heridos. El joven no logró recuperarse y murió a comienzos de este año.

En junio fue asesinado Martín Rojas, otro de los líderes que firmó la paz en los noventa, al salir de una gallera en la avenida Primero de Mayo con la Boyacá. A estos crímenes y muchos más, que algunos calculan en más de 100, se suma ahora la muerte del Pequinés.

Ahora que los tres viejos y líderes de la zona esmeraldera, Carranza, Murcia y Martín Rojas están muertos, hay grandes temores de que se desate una guerra total entre los bandos y las familias. 

Hace tan solo dos semanas, los jefes esmeralderos, incluido Murcia, presentaron 15 denuncias ante la Fiscalía en las que alertaban al ente investigador y le pedían actuar frente a la existencia de una lista negra de empresarios que serían asesinados. “Se ha conocido de la utilización de varios grupos de sicarios, vehículos, armamento de uso privado con munición capaz de atravesar chalecos y vehículos blindados, explosivos y toda una organización criminal para atentar contra la vida de mi cliente y de su familia”, dice uno de los apartes de la denuncia presentada por el abogado de Hernando Sánchez. Los 15 comerciantes anexaron en su petición fotos y nombres de los sicarios que atentarían contra ellos como parte de un presunto plan de ataque masivo. En sus cartas les pedían, adicionalmente, al gobierno y a la Iglesia intervenir inmediata y urgentemente para evitar que se consolidara el plan. Nadie hizo nada. 


informacion obtenida de: http://www.semana.com/nacion/articulo/volvera-la-guerra-verde/402605-3


un resumen de la historia del Zar de las esmeraldas...

GUERRA VERDE EN EL OCCIDENTE DE BOYACA

Durante la década de 1980 y principios de 1900, en el occidente del departamento de Boyacá, más exactamente en los municipios de Maripi, Muzo, Otanche, Pauna, Quipama y San Pablo de Borbur, se vivió una época de guerra y violencia, producto de la bonanza esmeraldifera de la región. En un comienzo, los mineros o comúnmente llamados “guaqueros” de la región, trabajaban arduamente en las minas de la pita y coscuez, pero fue hacia inicios de la década de los 80, cuando el auge de este mineral desato una guerra entre intereses y poderosos de la región, la denominada “GUERRA VERDE”.

Durante los años en que se vivió la guerra, el occidente de Boyacá era  una zona en la cual la fuerza publica no ejercía poder, debido a que los municipios mencionados en el encabezado del párrafo anterior eran liderados por diferentes empresarios de la esmeralda, con los recursos suficientes para tener una gran cantidad de hombres trabajando a su servicio (comúnmente conocidos en la región como “pajaros”) y por sus interés. Como consecuencia de la ausencia del estado en esta zona, la población se vio gravemente afectada, ya que la guerra entre familias y poderosos dejaba como saldo gran cantidad de muertos, torturados, desaparecidos, desplazados, entre tantos otros casos que aun en la actualidad son la sombra de una comunidad.

Quienes fueron?

Fueron los señores más ambiciosos e inescrupulosos de la región, personas del común que al “enguacarse” tuvieron el mundo a sus pies y se apoderaron de él. Personas que han tenido que pagar con la vida de sus seres mas queridos la sed de superioridad y fortuna. Esos mismo que si no fueron asesinados, hoy están siendo investigados por sus vínculos con paramilitares y guerrillas.


viernes, 14 de noviembre de 2014

Historia

Desde los años sesenta, la zona occidental de Boyacà se ha visto gravemente afectada por un fenómeno, que en su tiempo fue la base de una sociedad; EL AUGE ESMERALDIFERO. La primera de las familias encargadas del "negocio"   fue dirigida por Efraín González Téllez -un veterano luchador de la violencia política de la década de los 50s. La otra familia, que trabajó en sociedad con la de González, era la dirigida por Humberto Ariza Ariza, "El Ganso Ariza", un asesino nato, que basó su poder en la fuerza. Durante la época de su reinado en la zona esmeraldífera se asegura que asesinó o mandó hacerlo a más de 800 personas.


Por: Lenin Cardozo –  julio 23 de 2012

Tras la muerte de Efraín González se desató una ola de violencia en la región, que se conoció como la Guerra Verde. Esta guerra produjo más de 1.200 muertos en los municipios de Chiquinquirá, Muzo, Coscuez, Borbur y Somondoco.
Para esa época el gobierno de Misael Pastrana luchó para arrebatarles el negocio a las mafias y por medio de concesiones mineras legalizó la explotación esmeraldífera. En ese punto ya existía un nuevo zar en el negocio: Gilberto Molina, quien llegó acompañado de Víctor Carranza y un joven mesero, Gonzalo Rodríguez Gacha, quien luego se convertiría en el temido capo alias el Mexicano y en su principal enemigo.
El 16 de diciembre de 1989, Boyacá sintió algo de paz tras la muerte del Mexicano. Inmediatamente la iglesia y el nuevo zar, Víctor Carranza, reunieron a los esmeralderos para firmar un tratado de paz. El pacto se selló el 12 de julio de 1990. Para esa época el Pekinés estaba en contra de Carranza. Sin embargo, al entregarle unas acciones de la mina en Muzo, Murcia se convirtió en uno de sus más fieles hombres. Por su lado, Pedro Orejas empezó a construir su imperio con la mina La Pita.

El reinicio del conflicto se remonta a 2005, cuando en la zona esmeraldífera del occidente de Boyacá apareció un hombre llamado Yesid Nieto. El mundo de esas piedras históricamente siempre fue de clanes familiares tradicionales. Nieto, que llegó a la zona de la mano de Pedro Orejas y con una fortuna producto del narcotráfico, se declaró nuevo zar de las esmeraldas, en abierto desafío a Carranza.
Para enfrentarlo, Nieto le pidió al paramilitar Freddy Rendón, alias el Alemán apoyarlo con combatientes enviados a Boyacá. El objetivo de Rincón y Nieto era quedarse con toda la explotación minera, como lo intentó en su momento Gonzalo Rodríguez Gacha. Nieto sobrevivió a dos atentados en 2006 y finalmente fue asesinado en Guatemala en 2007. 
Por un par de años hubo una relativa calma. En gran parte, porque en 2008 Pedro Orejas terminó tras las rejas por el homicidio de un escolta de un excuñado y socio en Pauna, a quien a plena luz del día le propinó 12 tiros. A los pocos meses, una fiscal lo dejó en libertad en una polémica decisión. Más tarde, la funcionaria fue arrestada al comprobarse que recibió 150 millones de pesos de Orejas por ayudarle a archivar otro proceso, por desaparición forzada. 
Mientras Rincón estuvo preso, Carranza y sus socios, dueños de la mina Cunas, hicieron un pacto con el clan de Rincón y sus hermanos, dueños de la mina La Pita, para explotar en conjunto una veta que se encuentra entre las dos minas conocida como Consorcio. La paz no duró mucho. Rincón fue acusado de tratar de sacar provecho al explotar más allá de los límites establecidos. Carranza y sus socios optaron entonces por cerrar e impedir la exploración allí. La decisión del zar tuvo consecuencias que no se hicieron esperar.









Fuentes : - http://www.elespectador.com/noticias/judicial/guerra-verde-un-conflicto-sin-fin-articulo-516505
                    - http://www.derechos.org/nizkor/colombia/libros/jinetes/cap1.html